Hernán Scandizzo
La presunción de una alta prevalencia de diferentes tipos de cáncer en Caleta Olivia y su relación con el agua que se consume y la explotación de hidrocarburos es una incógnita planteada desde hace casi dos décadas y aún no ha sido despejada. La duda persiste en la población más allá de que organismos de la provincia de Santa Cruz y nacionales afirmen que en la localidad no se registra nada fuera de los parámetros esperables. Mientras tanto, beber el líquido que fluye de las canillas se torna casi una cuestión de fe en una ciudad donde el abastecimiento de agua a través de la red no está garantizado.