Silvana Melo
Una cadena que envenena la mandarina con furadán para matar pájaros y, como un paso necesario, mata a Rocío y devasta a Damián. Una cadena que, en las tomateras de Lavalle -en la misma Corrientes- hace llover veneno sobre las casas y los patios donde juegan los niños y mata a José Kili Rivero. Que desagota el agua tóxica de los cultivos en un canal donde chapotearon Nicolás Arévalo y Celeste. Y Nicolás murió, con endosulfán en su cuerpo. Los dos tenían cuatro años. Niños víctimas de un crimen que no pagará nadie.